18 noviembre 2010

Dos días en Barcelona, ánimo in piccolo crescendo

Me he pasado casi 4 horas en un tren regional a Barcelona, y puedo decir que después de ver “Come, reza y ama” en mi portátil, (pese haber sido una película sin coherencia en mi opinión) me he dado cuenta durante un pasaje de la película de algo que ha salido y me he sentido identificado.
La película habla de muchas personas que están viviendo en la India y en la isla de Bali, huyendo de malas experiencias personales, cuando su vida ha perdido el rumbo, y buscan darle un vuelco para encontrar de nuevo el sentido de su vida. Y para ello, lo que debían hacer era tan simple como perdonarse a uno mismo. Perdonarse las razones que le habían llevado hasta allí.
Dicho esto, es hora de perdonarme. De perdonar mis errores, y de ser justo con las decisiones que he podido tomar, pues si han ocurrido así, fue porque pensé que era lo mejor, y en ese momento nadie podía saber si después las cosas iban a salir bien o mal. Por lo tanto, es erróneo culparse si salió mal, pues eso fue producto del devenir de la vida.

Habiendo llegado a esta conclusión, creo que hace como 5 - 6 años que no estoy en paz conmigo mismo. Siempre he tenido algo, que me ha privado de la total felicidad. Supongo que es porque me he dado cuenta que en la vida no se puede tener nunca todo, y que para tener unas cosas, has de renunciar a otras. No descubro nada nuevo, al 99’9% de la gente le habrá pasado.
Algún día espero coger otro tren. El tren que me lleve a esa paz.


Pero bueno, ya llegado a Barcelona la cosa cambia.


Aquí todo me parece un mundo por descubrir, un sinfín de nuevas oportunidades, que es, al fin y al cabo, lo que busco.
El objetivo del viaje era asistir a una conferencia y unas masterclasses del maestro Boris Berman, reconocido por su labor como pianista y pedagogo en todo el mundo. Fui con 3 compañeros más del conservatorio superior de Castellón, y la verdad es que su compañía fue de lo más agradable.


Alejandro (yo), Miguel, Boris Berman, Marina, Fabiola, Mar
Visitamos por primera vez el edificio de la ESMUC (Escuela Superior de Música de Catalunya), y la verdad es que es un lujo comparado con lo que estoy acostumbrado aquí. El edificio era muy nuevo, tenía 3 plantas creo recordar, y era inmenso, con dos pianos en cada aula de piano, y un salón de actos con un Steinway y un Bösendorfer (aquí es donde vimos las clases). El edificio, llamado "L'Auditori" estaba situado al lado del teatro nacional, y muy cerca de la plaça de Glòries y la Torre Agbar.
También nos juntamos con 3 ó 4 estudiantes de piano allí y salimos a comer, cenar, jugar al party&co en una habitación, y hasta yo, graciosa y ineseperadamente acabé durmiendo en la cama de una de estas personas, jaja.

Con todo y con eso, aún hubo tiempo para hacer un poco de turismo, donde guiados por mí, mis compañeros pudieron ver algunos de los lugares que más recuerdos me traen de Barcelona: la plaza catalunya, la Gran vía de les Corts, los paseos por las ramblas, los leones de la estatua de colón, sants, el puerto al atardecer...
(y yo incluso fui hasta unas pistas de atletismo en Sant Andreu el martes, jaja)

La experiencia ha sido muy productiva, tanto profesional como personalmente, ya que me han ayudado a motivarme mucho, a ver la vida con un poco de color de nuevo, y sobre todo, he sentido que he dado un primer paso hacia esa paz interior conmigo mismo que nombraba al principio.

Por esto, por las clases; por aprender tanto; por sorprenderme aún más; por la compañía, por las nuevas amistades, las eventuales, y las de siempre; por tu belleza; por el frío; por tus recuerdos eternos y ese aire de ciudad esperanzadora...

Gracias Barcelona. Always yours :)


PD. Veremos qué me deparará Madrid dentro de 20 días. No tengo claro si le tengo ganas o miedo.

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