27 julio 2010

¿Se puede echar de menos lo que nunca se ha tenido?

Se puede echar de menos lo que nunca se ha tenido?
Si piensas en todos los momentos que desgraciadamente no viviste quizás si.
O todas las cosas que no tuviste y siempre quisiste.

Amor, un coche, una casa, un amigo, alguien en quien confiar, cariño, amor, una videoconsola, una bici, el mar, la montaña, un trabajo mejor, una profesión que te llene, amor, el concierto que siempre soñaste, el hermano que nunca tuviste, la soledad que nunca te dejaron (ésta seguro que nadie la quiere), tu padre, tu madre, tus abuelos, amor...

Cuántas veces he soñado en salir en aquella foto.
Cuántas veces he llorado por la realidad.
Cuántas veces quise escaparme de mi cuerpo para estar donde realmente deseaba y no pude.
Cuántas veces necesité un compañero... y cuántas veces lo fui yo.

Atentar contra la lógica a veces es el único camino para huir de toda la mierda y sentirse bien.
Pero este cruel mundo quiere que la sigas y por desgracia quien no lo haga, se autodestruirá.

Echo de menos sentirme libre, y no sé si esa libertad alguna vez alguien de verdad la ha tenido.

20 julio 2010

Yuja Wang, la prodigio

¡China ha vuelto! Bueno, si es que alguna vez desapareció, pero esta vez digo que ha vuelto porque nos han alcanzado a los europeos.
Siempre hablando de los pianistas asiáticos, que si muchas notas pero poca música, he aquí una prueba que certifica que nos han cogido en eso e incluso superado en muchos ámbitos.

Se llama Yuja Wang y os muestro una breve biografia suya que he sacado del diario "El País":
Su amplia sonrisa es parte de su carta de presentación. La pianista china Yuja Wang (Beijing, 1987) impresiona por su depurada técnica y madurez artística que combinan con la espontaneidad y frescura propias de una chica de 22 años. Cuando tenía 16 dejó su país natal para estudiar en Estados Unidos. Un problema con el visado de sus padres aceleró su independencia. Supo aprovecharlo y eso forma parte de su personalidad y también de su carrera, aún corta pero sin duda prometedora. En el patio circular del Palacio de Carlos V de la Alhambra, en Granada, ofreció a finales de junio sus dos primeras actuaciones en España de la mano de Michael Tilson Thomas, que dirige la Orquesta Sinfónica de Londres. Fue en el arranque del 58º Festival Internacional de Música y Danza. Yuja Wang deslumbró y sumó elogios. Pese a ellos, no se considera una niña prodigio. No quiere que la vean como la "Lang Lang femenina". Reivindica su propio espacio porque ella no es en absoluto una segunda versión.
Desde pequeña comenzó su relación con el piano. Apenas tenía seis años cuando recibió las primeras clases y sus padres tuvieron bastante que ver en ese aprendizaje. Su padre es percusionista y su madre bailarina. "Tuve un solo profesor en China entre los seis y catorce años y toqué mucho en público. Ésa es la base de mi experiencia", matiza.
Chopin ha sido uno de sus compositores favoritos desde entonces, aunque no recuerda bien qué tocaba por aquellos años. "Sí que escuchaba mucho El lago de los cisnes de Chaikovski, pero Chopin me encantaba y me encanta". La estricta enseñanza que recibía en su país, donde no siempre podía hacer "lo que quería", y el deseo de sus padres para que continuara con su formación en el extranjero fueron el motivo de su aventura americana que comenzó con 16 años.

Para quienes no la hayáis visto aún tocar, os dejo un par de videos de ella. El primero es de cuando era pequeña (con 12 años creo) y el otro ya más mayorcita (un vídeo más reciente).
Escuchen la calidad del sonido de esta mujer, sumado a su increible técnica y velocidad. Obviamente cuando vean el primer vídeo se darán cuenta ya de que, aunque ella se niegue a reconocerlo, es un prodigio.
¡Quién pudiera! 

Yuja Wang plays "La legierezza"-F.Liszt

Yuja Wang plays "the Flight of the Bumble-Bee"


19 julio 2010

Historias de bus II, "El niño que en el fondo era un niño"

Hoy, en el bus, se subió una chica que me pareció un niño. Un niño gitano por cierto, con esa piel de color moreno característica y una cresta en el pelo el doble que la mía. Supe que era una mujer cuando vi esos bultos que llevaba debajo de la camisa, justo a la altura del pecho.

Se sentó a mi lado y por dentro reí de lo absurdo que a veces es el mundo, de sus peculiaridades y confusiones tontas. Es una chica un tanto extravagante como mínimo, y encima mayor que yo -pensé-, pero no un crío.

Y eso que, aún así, se puso a jugar al Mario Kart en su Nintendo DS.