23 enero 2012

Los malcriados

Parecía que todo era bueno, tan bonito... pero con el tiempo más de uno se habrá dado cuenta de que hace ya unos años que se puso en marcha una máquina que empezó a funcionar sigilosamente y ahora fabrica personas/producto a montones, tanto que ya es imposible de parar. O ¿tal vez no?

Nosotros hemos vivido una irrealidad, hemos vivido en un mundo donde nuestros padres nos han dado todo lo que queríamos sin casi esfuerzo, hemos tenido una vida fácil (hasta ahora), no como las de nuestros antecesores, y por tanto, nos hemos llegado a creer que las cosas no requieren esfuerzo, y si lo requieren, que no valen la pena. En un mundo de tantas posibilidades, pensamos que siempre habrá otra opción, más fácil.

Ciertamente esta "forma de vida" ha ido evolucionando poco a poco a lo largo de los años, yo establecería un nacimiento más claro a partir de las generaciones nacidas en los 80s. Pero entonces no fue ni tan radical, ni tampoco se aplicaba a una gran mayoría de gente. Y esa "filosofía" (o "anti-filosofía" en mi opinión) ha ido creciendo poco a poco a lo largo de los años, ya que la vida se nos ha vuelto más cómoda,  a todos. Pero desde hace unos pocos años, con la increíble expansión de internet (casualidad o no, pero así es), parece que el efecto se haya multiplicado exponencialmente, hasta que estamos llegando a un punto en que los jóvenes crecen con unos valores tan pobres, y con una cultura tan basta, y con unas aspiraciones reales tan bajas... que me temo que el momento en que choquemos se acerca. Y aún tendremos suerte si chocamos, porque la otra opción es un planeta mucho más caótico e inhóspito incluso que en el que nos encontramos ahora, en 2012.

El hambre hace la necesidad de comer. Y como la gente de ahora no pasa "hambre" porque tiene todo lo necesario para vivir cómodamente, no tiene la necesidad de esforzarse por buscar "comida". Es una metáfora extrema del asunto pero válida como síntesis de lo que intento explicar. ¿Qué valor le dará pues a la comida alguien que la tiene sin pensar en el plato? Esos somos nosotros, y seguramente si trajéramos a alguno de los miles de niños que mueren de hambre en África a nuestra casa podríamos empezar a responder esa cuestión.
Muchos piensan que ya espabilarán cuando sea necesario. Pero el problema es que, como ya he dicho varias veces en posts anteriores, los humanos somos animales de costumbres, y por tanto, es un trabajo titánico para el que está acostumbrado a que se lo den todo hecho o conseguirlo con poco esfuerzo, el cambiar esa costumbre -por suerte las costumbres se pueden cambiar, no como el carácter-.

Uno de mis maestros me contó que al ir a dirigir la orquesta "Simon Bolívar" en Venezuela, observó que allí la música está mucho mejor que aquí. Más valorada, más trabajada, mejores músicos... El por qué es evidente. Aquí no la tomamos en serio, porque vivimos "demasiado bien" -en sus palabras-. Allí, en Caracas, una ciudad peligrosa, con grandes desigualdades, donde la gente es muy pobre, desde pequeña se aferran a cosas como la música si les dan la oportunidad, porque es SU OPORTUNIDAD para conseguir huir de la pobreza.


Muchos habrán observado que los jóvenes cada vez evolucionan más rápido, y quieren vivir todo muy rápido y muy pronto (como los rockeros). Yo esto lo asocio a la falta de gratificación que supone alcanzar metas para estos jóvenes (entre los cuales me incluyo en muchos casos). El hecho de conseguir victorias continuamente sin esfuerzo, hace que no valoremos esa victoria, y por tanto, no nos gratifica tanto como algo que nos ha costado años de trabajo y esfuerzo. Las personas que cada pequeño paso que dan en su vida les cuesta trabajo, tiempo, madurez... les sabe a victoria el conseguirlo. Sin embargo, aquél que todo lo consigue fácilmente, no sabe o no puede valorarlo como merece, y busca continua e inmediatamente el siguiente nivel en busca de esa gratificación (que a todos nos hace falta). Y así es como muchos jóvenes a temprana edad ya buscan tener relaciones sexuales, al haber agotado rápida y frenéticamente sin haber sabido disfrutar ampliamente de cada momento, los pasos anteriores lógicos, por ejemplo. Otro ejemplo podría ser el querer entrar a un discoteca con 3 ó 4 años menos de los legales. Siempre se busca lo que no se puede alcanzar, porque lo que tenemos no lo sabemos valorar. Y estoy seguro que con 15 años se pueden hacer muchísimas cosas si aprendes a disfrutar de ellas, mucho antes que ir a una discoteca. Cosas que puede que cuando tengas 20 no las puedas hacer ya. Y esto no sólo vale para adolescentes, esto es general para todo el mundo y de todas edades.

Aclaro que estoy hablando en términos hipotéticos y masivos, no lo aplico a todo el mundo, por suerte, de hecho, son esos "diferentes" los que pueden cambiar las cosas.



Voy a terminar citando una entrevista a Toni Nadal, tío y entrenador de Rafa Nadal, que leí hace unos meses y de la que se pueden aprender muchas cosas. Sobre todo en lo relacionado con este tema, responde a muchos porqués:

En ella, Toni hablaba de que tanto él como su sobrino Rafa, han tenido la inmensa suerte de nacer en una familia bastante acomodada y que nunca le ha faltado de nada. Él vivió una situación cómoda, y se dio cuenta de que ése no era el camino. Así que aplicó con su sobrino desde pequeño, justo lo contrario, una disciplina muy estricta, en ciertos casos hasta reconoce que demasiada, pero lo cierto es que a Rafa le ha ido bien, y no es un gran prodigio del tenis como Federer, por ejemplo, que tiene un don innato para este deporte. También apunta que todo padre o tutor sabe o debe saber que debe educar a su hijo hasta los 22 ó 24 años, que el hecho de que gane dinero o no no cambia eso, sino todo lo contrario, el hecho de verse envuelto sin una madurez suficiente en un entorno desestabilizante hace necesaria incluso una guía más firme.

De todo esto, yo saco dos conclusiones: 1) Que la disciplina es necesaria y beneficiosa para llegar a ser una persona que pueda llegar a tener tanta fama como Nadal y aún así mantener los pies en el suelo. Y según Toni Nadal, es el deber de los padres imponerla a sus hijos.

Y 2) Que la razón por la que hemos llegado a esta situación es justo porque nuestros padres nos han educado justo al contrario que Toni a su sobrino. Es decir, Toni, que vivió acomodado y supo ver que en ello no hay victoria, aplica en su vida un método estricto y de humildad. Por otra parte, nuestros padres, que han tenido una vida mucho más dura que la nuestra, nos han querido brindar todas las comodidades que ellos no tuvieron, ahora que la sociedad lo permite.

En resumen, se ha educado a los hijos justo al contrario de como han sido educados los padres. Somos unos malcriados. Nos han malcriado.
De esto no puedo sacar muchas más conclusiones hasta que yo no sea padre y pueda hablar con conocimiento, pero es un apunte interesante y que creo que puede dar pie a reflexionar sobre los orígenes de esta clase de sociedad hacia la que nos estamos viendo arrastrados. Y será nuestra generación la que tenga en su mano el cortar el problema, o dejarlo pasar y que siga creciendo esta (in)cultura exponencialmente, hasta quién sabe qué límites.

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A.E.G.

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