02 febrero 2013

La nociva teoría del s.XXI: "Todo el mundo es bueno"

La capacidad crítica merma en la sociedad cada vez más a causa de un inocente (o tal vez no tan inocente) juego. Yo le llamo el "todo el mundo es bueno".
(y no, no me estoy refiriendo a un reciente programa televisivo, cuya función era resaltar a personas que tengan capacidades características, más allá de su calidad).

Me voy a referir primero a las cuestiones artísticas, que es lo que me toca a mí más de cerca; pero si se sabe sacar la esencia de las ideas que voy a exponer tal vez pueda aplicarse a otros contextos.

El caso es que hay un hecho obvio que todo el mundo puede entender, por ejemplo: alguien muy inteligente tiene un valor social determinado porque la mayoría no lo son tanto cómo él. Si toda la gente fuese tan inteligente como esa persona, no se le consideraría nada extraordinario y por tanto su valor socio-cultural bajaría y se situaría en algo mediocre (sin dejar de ser igual de inteligente que era antes, ¡ojo!).

El problema viene cuando sucede lo contrario y el listón se baja a la mediocridad, y se le da demasiada importancia hasta el punto que una actividad que puede hacer cualquier persona se le llama arte, "artista". Y resulta que precisamente esa palabra significa todo lo contrario, ya que un artista verdaderamente es aquel capaz de hacer algo estéticamente logrado que muy pocos son capaces.

Hay que matizar que existen los verdaderos genios, y luego artistas secundarios, no es necesario que todo sea excelente, porque cada uno tiene sus capacidades, pero sí hay que exigirle un mínimo.
Es decir, que en mi opinión, toda aquella expresión por medio de una música, o un dibujo, o una escultura, etc. no es arte por sí sólo, debe tener un mínimo de coherencia. Un garabato que yo dibuje en un papel no es arte porque sí, lo es cuando es algo más que un garabato. Es complicado de explicar, ya que es un mundo subjetivo, muy relativo, y abstracto.


En el ámbito de la música no hay más que ver que Kiko Rivera o la Tamara del "no cambié" han sacado un disco, y ellos mismos y mucha gente (ignorante desde mi punto de vista) se consideran "artistas". Lo cual devalúa gravemente lo que significa sacar un disco, ya que puede hacerlo casi cualquiera que se lo proponga y tenga unos mínimos medios.

Entonces lo que debemos plantearnos es si queremos seguir bajando el listón cada vez más y más, y aplaudir estos comportamientos –que lo único que hacen es fomentar que todo el mundo crea que puede ser "la ostia" (con perdón), cuando no es así; la excelencia está reservada a unos pocos (ya he explicado al principio por qué), y hay que asumirlo, ser honrados y honestos con nosotros mismos–, o queremos cambiar esto y que cada uno haga su papel lo mejor posible, sin engañarse a sí mismo ni querer engañar a los demás (consciente o inconscientemente).

De lo contrario seguiremos hundiéndonos en la mediocridad, o más bajo todavía. Lo mismo pasa en todos los ámbitos: El economista mediocre que quiere ser Ministro en lugar de colocar a un genio de la economía; el jefe que sólo sabe mandar y continuamente se cubre las espaldas como puede para salvar su culo y no dejar que salga a la luz su incompetencia; el presidente que intenta gobernar un país sin capacidad y con decenas de personas más inteligentes y más preparadas que él... Así nos va, ¿no?

Y los que lo permitimos somos nosotros, por eso me gustaría que la gente se conciencie de que éste no es el camino correcto. A mi parecer, lo estamos comprobando.
Y aunque nos estemos equivocando (o no) hay algo más grave que eso, y es no aprender de ello. Y aún más grave lo que se está haciendo en realidad, que es tapar el error (frecuentemente con inútiles parches) para no admitir nuestra equivocación.

Debemos ser honestos con todo lo que nos rodea, y eso implica no dejarnos tomar el pelo, no dejar que baje el listón, no dejar que nos gobierne (en todos los ámbitos) la mediocridad. Eso si queremos avanzar hacia algo mejor, claro.

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