Estaba volviendo a casa, como cada día, después de un día de clases, con el autobús.
Mientras leía unos papeles, mordisqueaba mi bocata y escuchaba la radio a la vez, el autobús paró.
"Bueno, ya estoy por el pinar", pienso. A un poco más de 5 minutos de casa.
En el momento en que paró el bus, levanté la cabeza y observé por la ventana una bonita escena:
Dos personas iban a subir al bus: un chico joven y una chica de su misma edad aproximadamente. Ésta estaba junto a otro que seguramente era su novio. La radio me ofrecía al tiempo una canción que decía algo así como "You're so beautiful...". Entre besos y sonrisas se despidieron.
La estuve observando todo el tiempo. Ella subió al bus, y después de pagar al conductor enseguida se volvió para ver de nuevo a su querido.
Por fin el autobús arrancó y ella no se sentó, sino que se quedó de pié en medio del autobús, apoyada sobre un lado, con aquella estúpida sonrisa que no se podía borrar de su cara.
Pensé que, con total seguridad, en aquel momento era la persona más feliz de al menos ese autobús.
Me di cuenta entonces, de que seguramente esa desconocida chica había entendido, al igual que yo, que era la mejor sensación del mundo. Que el amor tiene muchas cosas, algunas buenas, otras malas... pero que esa felicidad no se puede alcanzar de ninguna otra forma. Ni con un gol de tu equipo, ni con la cocaína ni el alcohol, ni con un juicio ganado, ni (quizás) con que te toque la lotería (cuando me toque si tengo que rectificar lo haré xD).
Me gusta darte mi amor. Me gusta cómo me lo das.
No sé lo que es el amor. Sólo sé... que me gusta.
(Y quizás tú tengas la culpa)
♥
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